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  • Mi vida se había convertido en una interminable carrera contra el reloj. Siempre tenía prisa, luchaba por ganar un minuto aquí y unos segundos allá. Me desperté con la idea de comprar una colección de Cuentos de un minuto Blancanieves en 60 segundos. De repente me di cuenta: mi precipitación se me ha ido tanto de las manos que incluso estoy dispuesta a acelerar esos preciosos momentos con mis hijos al final del día. Tiene que haber una forma mejor de hacerlo, pensé, porque vivir a toda velocidad no es realmente vivir. Por eso empecé a investigar la posibilidad de ir más despacio.