La cuestión fundamental para Estados Unidos es cómo puede cooperar para ayudar a satisfacer las necesidades básicas de los pueblos del hemisferio a pesar de los desacuerdos filosóficos que pueda tener con la naturaleza de determinados regímenes. Debe buscar formas pragmáticas de ayudar a la gente sin abrazar necesariamente a sus gobiernos. Debe reconocer que las relaciones diplomáticas son meras conveniencias prácticas y no medidas de juicio moral.