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La confianza es esencial para nuestro bienestar social. Si no confiamos en la buena voluntad de los demás, nos refugiamos en la burocracia, las normas y la exigencia de más ley y orden. La confianza se basa en experiencias positivas con otras personas y crece con el uso. Necesitamos confiar en que los demás van a ser seres básicamente razonables.