Charles P. Kindleberger Quotes

• The propensity to swindle grows parallel with the propensity to speculate during a boom the implosion of an asset price bubble always leads to the discovery of frauds and swindles

  Charles P. Kindleberger

  Discovery, Investing, Assets

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• There is nothing so disturbing to one's well-being and judgment as to see a friend get rich

  Charles P. Kindleberger

  Judgment, Rich, Well Being

  Charles P. Kindleberger (2000). “Manias, Panics, and Crashes: A History of Financial Crises”, Wiley

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• The period of financial distress is a gradual decline after the peak of a speculative bubble that precedes the final and massive panic and crash, driven by the insiders having exited but the sucker outsiders hanging on hoping for a revivial, but finally giving up in the final collapse.

  Charles P. Kindleberger

  Giving Up, Finals, Investing

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• Money is a public good; as such, it lends itself to private exploitation.

  Charles P. Kindleberger

  Exploitation, Public Good

  Charles P. Kindleberger (2000). “Manias, Panics, and Crashes: A History of Financial Crises”, Wiley

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• The first derivative is the last refuge of a scoundrel.

  Charles P. Kindleberger

  Lasts, Firsts, Derivatives

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• Much of the profession is empirically bankrupt because it is no longer taught economic history.

  Charles P. Kindleberger

  Economic History, Taught, Economic

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• Lo que nos importa es la revelación de la estafa, el fraude o el desfalco. Esto hace saber al mundo que las cosas no han sido como deberían haber sido, que es hora de parar y ver cómo son realmente. La revelación de la fechoría, ya sea mediante la detención o la entrega del malhechor, o mediante una de esas otras formas de confesión, huida o suicidio, es importante como señal de que la euforia se ha desbordado. La fase de sobreactuación puede llegar a su fin. Se levanta el telón de la repulsión y, tal vez, del descrédito.

  Charles P. Kindleberger

  Suicide, Should Have, What Matters

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• Al principio se limitaba al propio territorio. Luego se descubrió que se podía hacer mejor llevando monedas malas a través de la frontera de los municipios vecinos y cambiándolas por buenas con la gente común ignorante, trayendo de vuelta las monedas buenas y envileciéndolas de nuevo. Se crearon cada vez más fábricas de moneda. La devastación se aceleró hasta que las monedas subsidiarias dejaron de valer prácticamente nada y los niños jugaban con ellas en la calle, como se cuenta en el cuento Iván el Tonto, de Leo Tolstoy.

  Charles P. Kindleberger

  Fashion, Children, People

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