Robert Green Ingersoll Citas sobre la adoración

• No puede haber más que poca libertad en la tierra mientras los hombres adoren a un tirano en el cielo.

  Robert Green Ingersoll

  Libertad, Hombres, Tiranos

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.55, Biblioteca de Alejandría

• Odiar al hombre y adorar a Dios parece ser la suma de todos los credos.

  Robert Green Ingersoll

  Odio, Hombres, Adoración

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.301, Biblioteca de Alejandría

• Este es mi credo: La felicidad es el único bien; la razón, la única antorcha; la justicia, el único culto; la humanidad, la única religión; y el amor, el único sacerdote.

  Robert Green Ingersoll

  Felicidad, Justicia, Humanidad

• Debe enseñarse a todos los niños que el trabajo útil es adoración y que el trabajo inteligente es la forma más elevada de oración.

  Robert Green Ingersoll

  Oración, Niños, Inteligente

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.976, Biblioteca de Alejandría

• La ignorancia adora el misterio; la razón lo explica; la una se arrastra, la otra se eleva.

  Robert Green Ingersoll

  Ignorancia, Religión, Ateísmo

  Robert Green Ingersoll (1874). "Los Dioses, y Otras Conferencias", p.113

• Era un adorador de la libertad, un amigo de los oprimidos. Mil veces le he oído citar estas palabras: 'Para la Justicia todo lugar un templo, y toda estación, verano'. Creía que la felicidad es el único bien, la razón la única antorcha, la justicia el único culto, la humanidad la única religión y el amor el único sacerdote. Añadió a la suma de la alegría humana; y si cada uno a quien hizo algún servicio amoroso llevara una flor a su tumba, dormiría esta noche bajo un desierto de flores. . . .

  Robert Green Ingersoll

  Amor, Verano, Flor

  Cameron Rogers, Robert Green Ingersoll (1927). "Colonel Bob Ingersoll: a biographical narrative of the great American orator and agnostic".

• Nuestra civilización no es cristiana. No viene del cielo. No es fruto de la inspiración. Es hija de la invención, del descubrimiento, del conocimiento aplicado, es decir, de la ciencia. Cuando el hombre llegue a ser lo suficientemente grande y grandioso como para admitir que todos tienen los mismos derechos; cuando el pensamiento esté libre de trabas; cuando el culto consista en hacer cosas útiles; cuando la religión signifique el cumplimiento de obligaciones para con nuestros semejantes, entonces, y no hasta entonces, el mundo será civilizado.

  Robert Green Ingersoll

  Cristiano, Niños, Inspiración

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.2145, Biblioteca de Alejandría

• Me parece imposible que un hombre civilizado ame, adore o respete al Dios del Antiguo Testamento. Un hombre realmente civilizado, una mujer realmente civilizada, debe aborrecer y despreciar a ese Dios.

  Robert Green Ingersoll

  Dios, Religioso, Hombres

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.902, Biblioteca de Alejandría

• ¿Quién puede calcular la miseria que ha causado esta infame doctrina del castigo eterno? Piensa en las vidas que ha arruinado, en las lágrimas que ha causado, en la agonía que ha producido. Piensa en los millones que han sido llevados a la locura por este terrible dogma. Esta doctrina hace de Dios el ser más vil y cruel del universo. ... No hay nada más degradante que adorar a un dios así.

  Robert Green Ingersoll

  Religión, Pensamiento, Castigo

• De espaldas al amanecer, veneran la noche.

  Robert Green Ingersoll

  Noche, Amanecer, Adoración

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.113, Biblioteca de Alejandría

• El hombre inteligente y bueno tiene en su afecto lo bueno y verdadero de cada tierra -- las fronteras de los países no son las limitaciones de sus simpatías. No le importa la raza ni el color, ama a los que hablan otras lenguas y adoran otros dioses. Entre él y los que sufren no hay un abismo infranqueable. Saluda al mundo y tiende la mano de la amistad al género humano. No se inclina ante un dios provinciano y patriótico, que protege a su tribu o nación y aborrece al resto de la humanidad.

  Robert Green Ingersoll

  Amor, País, Patriótico

  Robert Green Ingersoll (1901). "Miscelánea"

• Supongamos, sin embargo, que Dios dio esta ley a los judíos y les dijo que siempre que un hombre predicara una herejía o propusiera adorar a cualquier otro Dios debían matarlo; y supongamos que más tarde este mismo Dios se encarnó y vino a este mismo pueblo elegido y enseñó una religión diferente, y que entonces los judíos lo crucificaron; os pregunto, ¿no cosechó exactamente lo que había sembrado? ¿Qué derecho tendría este dios a quejarse de una crucifixión sufrida de acuerdo con su propio mandato?

  Robert Green Ingersoll

  Hombres, Ley, Personas

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.437, Biblioteca de Alejandría

• Todas las leyes con el propósito de hacer que el hombre adore a Dios, nacen del mismo espíritu que encendió los fuegos del auto da fe, y construyó amorosamente las mazmorras de la Inquisición. Todas las leyes que definen y castigan la blasfemia -haciendo que sea un crimen dar tus ideas honestas sobre la Biblia, o reírte de la ignorancia de los antiguos judíos, o divertirte en sábado, o dar tu opinión sobre Jehová, fueron aprobadas por fanáticos impúdicos, y deberían ser derogadas de inmediato por hombres honestos. Un Dios infinito debería ser capaz de protegerse a sí mismo, sin tener que asociarse con las legislaturas estatales.

  Robert Green Ingersoll

  Ignorancia, Hombres, Ley

  Robert Green Ingersoll (1907). "The works of Robert G. Ingersoll", p.312, Biblioteca de Alejandría

• Me parece imposible que un hombre civilizado ame, adore o respete al Dios del Antiguo Testamento. Un hombre realmente civilizado, una mujer realmente civilizada, debe aborrecer y despreciar a ese Dios... En el Nuevo Testamento, la muerte no es el fin, sino el comienzo de un castigo que no tiene fin. En el Nuevo Testamento la malicia de Dios es infinita y el hambre de su venganza eterna... Este dogma espantoso, esta mentira infinita, me convirtió en enemigo implacable del cristianismo. La verdad es que esta creencia en el dolor eterno ha sido el verdadero perseguidor.

  Robert Green Ingersoll

  Dolor, Venganza, Real

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