Autores:
  • Cuando sonreímos, los músculos que rodean la boca se estiran y se relajan, como si hiciéramos yoga. Sonreír es hacer yoga con la boca. Al sonreír, liberamos la tensión de nuestra cara. Los demás lo notan, incluso los desconocidos, y es probable que nos devuelvan la sonrisa. Es una maravillosa reacción en cadena que podemos iniciar, contagiando la alegría a cualquiera que nos encontremos. Sonreír es un embajador de buena voluntad.