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Cultiva un profundo conocimiento de ti mismo: no sólo cuáles son tus puntos fuertes y débiles, sino también cómo aprendes, cómo trabajas con los demás, cuáles son tus valores y dónde puedes hacer la mayor contribución. Porque sólo cuando actúas a partir de tus puntos fuertes puedes alcanzar la verdadera excelencia.