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El compromiso de nuestro Padre con nosotros, sus hijos, es inquebrantable. Él suaviza los inviernos de nuestras vidas, pero también ilumina nuestros veranos.
El compromiso de nuestro Padre con nosotros, sus hijos, es inquebrantable. Él suaviza los inviernos de nuestras vidas, pero también ilumina nuestros veranos.