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Murtagh tenía razón sobre las mujeres. Sassenach, arriesgué mi vida por ti, cometiendo robo, incendio, asalto y asesinato en el trato. A cambio de lo cual me insultas, insultas mi hombría, me pateas en las nalgas y me arañas la cara. Luego os pego hasta casi mataros y os cuento las cosas más humillantes que me han pasado, y decís que me queréis". Apoyó la cabeza en las rodillas y se rió un poco más. Finalmente se levantó y me tendió una mano, enjugándose los ojos con la otra. "No eres muy sensato, Sassenach, pero me caes bien. Vámonos.