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Vivimos en un mundo en el que la mayoría de la gente sigue creyendo que la vergüenza es una buena herramienta para mantener a la gente a raya. Esto no sólo es erróneo, sino peligroso. La vergüenza está muy relacionada con la adicción, la violencia, la agresividad, la depresión, los trastornos alimentarios y el acoso escolar.