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Cada mañana, cuando nos despertamos, tenemos veinticuatro horas nuevas para vivir. ¡Qué don tan precioso! Tenemos la capacidad de vivir de manera que esas veinticuatro horas nos aporten paz, alegría y felicidad a nosotros mismos y a los demás.
Cada mañana, cuando nos despertamos, tenemos veinticuatro horas nuevas para vivir. ¡Qué don tan precioso! Tenemos la capacidad de vivir de manera que esas veinticuatro horas nos aporten paz, alegría y felicidad a nosotros mismos y a los demás.