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La motivación y la inspiración dan energía a las personas, no porque las empujen en la dirección correcta como hacen los mecanismos de control, sino porque satisfacen las necesidades humanas básicas de logro, sentimiento de pertenencia, reconocimiento, autoestima, sensación de control sobre la propia vida y capacidad para estar a la altura de los propios ideales. Estos sentimientos nos conmueven profundamente y suscitan una respuesta poderosa.