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La ira y el odio no pueden traer la armonía. La noble tarea del control de armamentos y el desarme no puede llevarse a cabo mediante la confrontación y la condena. Las actitudes hostiles sólo sirven para calentar la situación, mientras que un verdadero sentido del respeto enfría gradualmente lo que de otro modo podría convertirse en explosivo. Debemos reconocer las frecuentes contradicciones entre el beneficio a corto plazo y el perjuicio a largo plazo.