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El néctar de la compasión es maravilloso. Si te comprometes a mantenerlo vivo, estás protegido. Lo que diga la otra persona no despertará en ti la ira y la irritación, porque la compasión es el verdadero antídoto contra la ira. Nada puede curar la ira excepto la compasión. Por eso la práctica de la compasión es una práctica maravillosa.