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  • En esta cultura, el alma y el corazón se quedan demasiado a menudo sin hogar. Escuchar crea un silencio sagrado. Cuando escuchas generosamente a las personas, éstas pueden oír la verdad en sí mismas, a menudo por primera vez. Y en el silencio de la escucha, puedes conocerte a ti mismo en cada uno. Con el tiempo, serás capaz de oír, en todos y más allá de todos, lo invisible cantándose suavemente a sí mismo y a ti.