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  • Todo el mundo debe evitar la familiaridad o amistad con cualquier persona sospechosa de pertenecer a la masonería o a grupos afiliados. Conózcalos por sus frutos y evítelos. Debe evitarse toda familiaridad, no sólo con aquellos libertinos impíos que promueven abiertamente el carácter de la secta, sino también con aquellos que se ocultan bajo la máscara de la tolerancia universal, el respeto a todas las religiones y el afán de reconciliar las máximas del Evangelio con las de la revolución. Estos hombres pretenden reconciliar a Cristo y a Belial, a la Iglesia de Dios y al Estado sin Dios.