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Con el tiempo se hizo evidente que nuestras emociones, actitudes y pensamientos afectan profundamente a nuestro cuerpo, a veces hasta el punto de ser de vida o muerte. Pronto se reconoció que los efectos mente-cuerpo tenían repercusiones tanto positivas como negativas en el organismo. Este reconocimiento se debió en gran medida a la investigación sobre el efecto placebo, es decir, los resultados beneficiosos de la sugestión, las expectativas y el pensamiento positivo.