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Si dejaras, realmente dejaras, de condenarte a ti mismo, a los demás y a las condiciones desagradables, te resultaría casi imposible alterarte emocionalmente, por cualquier cosa. Sí, cualquier cosa.
Si dejaras, realmente dejaras, de condenarte a ti mismo, a los demás y a las condiciones desagradables, te resultaría casi imposible alterarte emocionalmente, por cualquier cosa. Sí, cualquier cosa.