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  • El simple reconocimiento de que todos los demás quieren ser felices y no sufrir, igual que yo, sirve de recordatorio constante contra el egoísmo y la parcialidad. Nos recuerda que no se gana mucho siendo amable y generoso con la esperanza de ganar algo a cambio. Las acciones motivadas por el deseo de ganarnos un buen nombre siguen siendo egoístas, aunque parezcan actos de bondad.