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  • Existe la percepción común de que la compasión es, si no un impedimento, al menos irrelevante para la vida profesional. Personalmente, yo diría que no sólo es relevante, sino que cuando falta la compasión, nuestras actividades corren el peligro de volverse destructivas. Y es que cuando ignoramos la cuestión del impacto que nuestras acciones tienen en el bienestar de los demás, inevitablemente acabamos haciéndoles daño.