-
Si nada te ha ayudado a decidirte, pregúntale a un niño. Los niños saben lo que necesitan y, lo que es más sorprendente, saben lo que necesitamos. Los adultos piensan. Los niños responden con sus sentimientos. No piensan en lo que usted pensará de su respuesta, así que se limitan a decir la verdad, si es que puede llegar a ellos antes de la edad de la escuela secundaria. En ese momento, crecen, dejan de sentirse queridos, se deprimen y empiezan a pensar, y lo que piensan me preocupa.