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  • En el viaje del guerrero-bodhisattva, el camino va hacia abajo, no hacia arriba, como si la montaña apuntara hacia la tierra en vez de hacia el cielo. En vez de trascender el sufrimiento de todas las criaturas, avanzamos hacia la turbulencia y la duda como podemos. Exploramos la realidad y lo imprevisible de la inseguridad y el dolor, e intentamos no apartarlos. Si lleva años, si lleva vidas, dejamos que sea como es. A nuestro ritmo, sin velocidad ni agresividad, bajamos y bajamos y bajamos. Con nosotros se mueven millones de otros, compañeros en el despertar del miedo.