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YA TENEMOS todo lo que necesitamos. No hay necesidad de superación personal. Todas esas zancadillas que nos ponemos a nosotros mismos -el miedo a ser malos y la esperanza de ser buenos, las identidades a las que tanto nos aferramos, la rabia, los celos y las adicciones de todo tipo- nunca tocan nuestra riqueza básica. Son como nubes que tapan temporalmente el sol. Pero todo el tiempo nuestro calor y nuestro brillo están aquí. Esto es lo que realmente somos. Estamos a un parpadeo de estar completamente despiertos.