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Cuando elegimos conscientemente un sentimiento central del corazón en lugar de un sentimiento negativo, interceptamos eficazmente la respuesta fisiológica al estrés que agota y daña nuestros sistemas y permitimos que las capacidades regenerativas naturales del cuerpo trabajen por nosotros. En lugar de sobrecargarse y agotarse, nuestros sistemas mentales y emocionales se renuevan. Como consecuencia, son más capaces de protegerse de futuros "devoradores de energía" como el estrés, la ansiedad y la ira antes de que se apoderen de nosotros.