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Podemos dejar que las circunstancias de nuestra vida nos endurezcan de modo que nos volvamos cada vez más resentidos y temerosos, o podemos dejar que nos ablanden y nos hagan más amables y abiertos a lo que nos asusta. Siempre podemos elegir.
Podemos dejar que las circunstancias de nuestra vida nos endurezcan de modo que nos volvamos cada vez más resentidos y temerosos, o podemos dejar que nos ablanden y nos hagan más amables y abiertos a lo que nos asusta. Siempre podemos elegir.