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  • Inclinarse ante el hecho de las penas y traiciones de nuestra vida es aceptarlas; y a partir de este gesto profundo descubrimos que toda la vida es factible. A medida que aprendemos a inclinarnos, descubrimos que el corazón alberga más libertad y compasión de lo que podríamos imaginar.

    Jack Kornfield (2008). “After The Ecstasy, The Laundry”, p.11, Random House