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Hace poco leí en el libro My Stroke of Insight, de la científica del cerebro Jill Bolte Taylor, que la vida natural de una emoción -el tiempo medio que tarda en moverse por el sistema nervioso y el cuerpo- es de sólo un minuto y medio. Después, necesitamos pensamientos para mantener la emoción. Así que si nos preguntamos por qué nos encerramos en estados emocionales dolorosos como la ansiedad, la depresión o la rabia, no tenemos más que buscar en nuestra propia corriente interminable de diálogo interior.