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Dejar ir no es lo mismo que aversión, luchar por deshacerse de algo. No podemos desprendernos de verdad de aquello a lo que nos resistimos. Aquello a lo que nos resistimos y tememos nos sigue en secreto aunque lo alejemos. Para dejar ir el miedo o el trauma, tenemos que reconocer cómo es. Tenemos que sentirlo plenamente y aceptar que es así. Es como es. Dejar ir empieza por dejar ser.